jueves, 26 de abril de 2012

Un disco por año: 1977



/TemptationWings

Y llegamos a 1977. AC/DC dejan de ser una promesa para ser una realidad tras 3 discos anteriores que los colocan en la cima del rock'n'roll. No es para menos: giras mundiales con Aerosmith, Cheap Trick o Blue Öyster Cult no son moco de pavo. Como tampoco lo fue firmar para Atlantic Records, discográfica que les dará a partir de entonces una distribución mayor a nivel mundial. 

Estamos ante un álbum perfecto de principio a fin, con una duración como manda la tradición de los vinilos: 40 minutos de puro hard rock con ese toque boogie heredado de Chuck Berry que tan bien se les daba a los hermanos Young y a la portentosa voz del malogrado Bon Scott.

Si bien el disco es conocido por "Let There Be Rock" y "Whole Lotta Rosie", infaltables desde entonces en los conciertos de la banda, no hay que desmerecer otros títulos del álbum, como la inicial "Go Down" o el medio tiempo machacón de "Hell Ain't a Bad Place To Be". Mención a parte para "Bad Boy Boogie", tema por el que siento especial predilección. No puedes autoregalarte algo mejor que escuchar el disco de principio a fin, para comprobar que estamos ante uno de sus mejores discos.

Como curiosidad, comentar que existen dos versiones del álbum: la versión australiana editada originalmente por Albert Records, que contiene una canción titulada "Crabsody in Blue" en sustitución de "Problem Child", que sí que aparece en la edición internacional editaba por Atlantic Records, y que ya apareció anteriormente en Australia en el álbum "Dirty Deads Done Dirt Cheap". Cosas de despachos y discográficas...

Y mientras brindamos por Rosie, esa mujer de mala reputación que cierra el álbum, aquí adjunto la espartana portada de la edición australiana del disco. Vosotros con cuál os quedáis?









viernes, 20 de abril de 2012

Un disco por año: 1976

/pyromniac



Una semana liada, bien liada con los exámenes de la universidad, suerte que está la música para liberalizar un poco la mente, y viajar a lugares que las piernas no podrían llevarnos.

Este año mentiría si dijera que me ha sido difícil. Estamos en 1976, las joyas del rock han pasado desde 1970 por este blog, y que mejor que añadir una nueva con Judas Priest y su increíble obra, Sad Wings of Destiny. Este CD es probablemente el mejor de Judas, con un Halford que llegaba con la voz a unas notas, que ya les gustaría a la gran mayoría de personajillos que encontramos hoy en día con meras y burdas imitaciones (que con suerte seguro que arderán en los infiernos mas recónditos, y serán torturados junto a los numetaleros, posers slipknoteros y demas inmundicia), a su metal puro y clásico. Porque sí, aquí si que podemos decir que ya es metal, se pueden considerar con su música y sus vestimentas llenas de cuero  marcando paquete que llegan los hombres en Harley duros y rockeros dando un paso mas allá del rock de Led Zeppelin o Deep Purple.
Pero bueno, no nos andemos por las ramas del olivo y vayamos a lo importante, la obra magna considerada por muchos de Judas Priest.

Cuando iniciamos el CD, un sonido que se incrementa poco a poco nos lleva por el inicio de una canción que probablemente es una de las mejores baladas del metal, Victim of Changes. La parte que consigue poner la piel de gallina personalmente empieza a partir del minuto 3:30, con un solo genial acabando en un cambio repentino que parece que decaiga la canción, pero no. El señor Halford nos demuestra que voz tiene y con unos agudos que no se olvidan ya nos engancha a querer más y más de este CD, porque si con un principio así, sigue sin decaer esto, podrá ser épico.
Y llegamos a The Ripper. Aún con diferencias con mucha gente, esta sería personalmente la mejor canción del CD junto a Tyrant. Estas 2 canciones tienen un algo que no se sabe bien el porqué pero tiene un enganche increíble y animan a repetirlas una y otra vez, dignas de quitarse el sombrero ante ellas, sin quitar halagos a las demás. La doble canción Dreamer Deceiver y Deceiver hacen un único propósito juntas, querer más. Con Dreamer Deceiver tal vez nos pongamos mas tiernos y busquemos unas cervezas para brindar y levantar al son del solo de guitarra de KK.Downing, que sin dar un segundo de respiro pasa a coger mas velocidad y comenzar con su segunda parte, Deceiver. Con Genocide encontraremos un riff que parece sacado de cualquier anuncio de Harley Davidson. Nos incita a montarnos en una y viajar por carreteras desiertas sin nada más de lo que preocuparnos, libres.
Como final, para acabar a lo grande, nos brindan la canción Island of Domination, con un riff pegadísimo, un ritmo lleno de energía, varios cambios de ritmo y un eco final que nos avisa de que estamos en 2012 (ahora), y no en esos grandes años.

Tal vez ya es cierto que Halford no está ni mucho menos en su mejor momento, pero la gente ha de crecer y tendremos bien guardados algunos CD’s que podremos escuchar siempre y será ese su legado. Con una voz limpia y uno de los mejores agudos del metal, el dios Halford sigue mandando hasta que él decida. Escuchadlo o jamás os lo perdonará y recordad que él está por encima, os vigila.